Toni se percata.
Sonríe para sí mismo. Quiere conseguir a África, le parece una chica interesantísima
y divertida, a pesar de que apenas la conoce. ¿La invita a cenar? Demasiado
clásico. ¿Cine? ¡Uf! Peor aún. ¿Tarde en su casa a solas? Demasiado atrevido.
Necesita un plan original e ingenioso. No parece una chica demasiado clásica,
seguro que le van las aventuras. ¿Le irá también el riesgo, como a él? No puede
arriesgarse a proponerle cualquier tontería, podría perderla. ¿Un paseo a
caballo? ¿Una barca en El Retiro? ¿Le gustarán las flores? ¿Bombones? ¿Tiene
que ser romántico con ella? ¿Un caradura? No, eso nunca funciona.
Toni se pone de pie de un impulso.
-¿Qué haces? –pregunta África que lo ha mirado curiosa
durante su momento de reflexión
-¡Tu hermano!
-Lo sé, lo sé. Recojo esto y vamos a por él.
Toni ya sabía qué hacer. Accedería a ella a través de su
hermano.
En otro lado de la
ciudad…
Dos chicas estaban tiradas en el sofá de un pequeño
apartamento. La más alta, morena, cambiaba constantemente de canal.
-¿Cómo te ha ido el primer día?
-¿En el gimnasio?
-Sí.
-Genial. He pensado algo.
-¿Hay plan para esta noche? –rió la rubia, que conocía
bastante bien a su compañera de piso aunque sólo llevaban viviendo juntas un
mes.
-Sí. Bueno, eso es lo que he pensado, sólo queda ponerlo en
marcha…
-¡Pues cuenta!
-Me he reencontrado con un viejo amigo allí. Él iba con otro
chico. Me lo ha presentado y ¡joder! Es que es muy guapo. Aunque mi amigo
también, eh. He pensado en proponerles salir esta noche a tomar algo. Nosotras y
ellos. ¿Qué te parece?
-¿Y tú con cual te quedarás?
-Con el más alto. Tiene unos ojos color miel preciosos, y un
cuerpazo.
-¿Ese es tu amigo?
-No, no. Mi amigo para ti. Creo que te gustará…
-¿Tú crees? –dudó
-Estoy segura. Tiene los ojos azules. Es algo más bajito que
Toni pero más alto que tú y que yo. Aunque a mí me saca poca altura.
-¿Cómo se llama?
-Marcos.
-Suena prometedor.
-Si consigo que quedemos, te aseguro que lo será.
Marcos estaba tumbado en la cama, intentando relajarse de un
día de entrenamiento. Había terminado de recoger la mesa él solo porque su tía
se había ido a trabajar. Echaba de menos a su madre. Vivía sólo con ella. Su
padre murió cinco años atrás en un accidente de tráfico del que tuvo la culpa,
iba borracho.
Antes de ponerse a estudiar un poco cogió su portátil.
Tuenti. Un mensaje privado:
“Marquitos, ¿te apetece salir esta noche a tomar algo? Me
llevo a una amiga. Llévate tú a Toni, por favor. Un besito, responde.”
Era Teresa. Marcos pensó durante un momento. Era miércoles.
Mañana tendrían que levantarse temprano para ir al gimnasio de nuevo. Aunque
Teresa también. ¿Aceptaba? Antes tendría que consultarle a Toni la salida.
Redactó un mensaje, esta vez para su amigo:
“Tío, Tere la de la cafetería del gym dice que si nos
apetece salir esta noche con ella y una amiga suya. ¿Vamos o qué?” Enviar.
Miró el chat. Ni Teresa ni Toni estaban conectados. Aún no
se habían agregado entre sí, aunque él sabía que su amiga lo haría tarde o
temprano, porque la conocía y por el interés que esta había mostrado en él. ¿Quién
sería la amiga de Teresa? Marcos tenía curiosidad, y ganas de salir. Sí, iría.
-¡Hola!
-¿Quién eres tú?
-Me llamo Toni. –respondió el chico al hermano de África.
-¿Y tú?
-Javi. –chocó el puño con Toni
-Venga, vamos a casa.
-¿Se queda Toni?
-Pues…
-Que se quede.
Toni miró a África. Esta sonrió asintiendo con la cabeza:
Toni pasaría la tarde con ellos.
Durante una hora, Javi y Toni estuvieron hablando sobre
coches, deporte y música. Para lo jovencito que era el hermano de África,
conocía bien el panorama musical. A Toni le agradaba aquel chico, aunque con
quien él quería pasar realmente tiempo era con la hermana de este.
África mientras tanto, chateaba con Lidia y algunos amigos
más desde su Tuenti. Inicio. Sin novedades. Miró algunos perfiles al azar. Nada
interesante. Nada nuevo.
Toc, toc.
-¿Se puede? –preguntó Toni asomándose al cuarto de África,
adornado de una manera muy… británica.
-Claro, ven.
África dio dos palmaditas a la cama, indicando al chico que
se sentara a su lado. Él hizo caso. Ahora estaban muy cerca. Tanto, que África
apartó la mirada, se sentía algo incómoda; Toni había empezado a mirarla
directamente a los ojos, la intimidaba. Además, si seguía sosteniéndola le
darían unas ganas enormes de besarlo, casi las mismas ganas que tenía él de
hacerlo.
-Nada. No hay respuesta. ¿Por qué no hay respuesta?
-Tranquila, Tere. No son ni las cuatro y media de la tarde.
-Joder, Mar. Quiero salir…
-Si ellos no pudieran, saldríamos nosotras.
-No, el plan es salir todos. Los cuatro. Tú con Marcos y yo
con Toni.
-¿Y si Marcos no me gusta?
-Te gustará.
-¿Cómo lo sabes?
-¡Lo sé!
-Mira en Tuenti. Puede que estén conectados.
Teresa miró a su amiga María. ¿Cómo no se le había ocurrido
antes? El chat. Lo tenía desconectado, como casi siempre. “Conectar”.
Ciento tres contactos online.
-¿Están? –preguntó María nerviosa
-No…
-¿Ninguno de los dos?
En ese momento Teresa se dio cuenta de que no tenía el
Tuenti de su “nuevo amigo”: Toni.
-A Toni aún no le tengo…
-Pero si está en amigos de Marcos…
-Cierto. Le busco y lo agrego.
-Voy a estudiar algo, luego me lo enseñas, que yo lo quiero
ver.
-Dalo por hecho.
África sentía el roce del fuerte brazo de Toni con el suyo.
Un roce constante y suave. Cálido. Piel con piel. Él querría acercarse mucho
más, pero aún era pronto. No entendía que le pasaba. Había estado muy cerca de
otras tantas de chicas tan guapas como África, pero con ella era distinto.
Necesitaba más, sin apenas conocerla.
-Mira, esta es Alejandra. –dijo África señalando una foto de
su amiga
Toni se limitó a sonreír. Aquella Alejandra también tenía
unos ojos azules preciosos, pero no le transmitía lo mismo que África. ¿Que
tenía aquella chica? No lo sabía, pero le volvía loco.
-¿Qué te parece?
-Pues que es más guapa que tú. Mucho más. ¿Me la
presentarás, no?
África lo miró fijamente. Él sonreía pícaro. Ella decidió
mantener la postura, aunque hubiera deseado gritarle: “¡no, en ella no, fíjate
en mi!
-Claro. Te la presentaré cuando quieras.
Toni no se esperaba esa contestación tan serena. O tal vez
sí. Le sorprendió. Y fue ahí donde vio su oportunidad para acercarse más a
África.
-Esta noche.
-Imposible. Mañana hay clase.
-¿Mañana por la noche?
-El viernes hay que madrugar para ir a por las notas.
Tampoco. Otro día.
-Empiezo a pensar que no quieres que quede con tu amiga…
Además, si tú no tienes que venir. ¡No tenía pensado pagar una cena a tres!
África contemplaba sorprendida como Toni se mantenía firme
ante aquel juego del que su gran amiga era protagonista. Era un tipo duro de
roer, aunque ella calaría hasta lo más profundo de su corazón.
-Ah, entonces te doy su Tuenti y habláis.
-Mejor dame su WhatsApp y así de paso, tengo su número.
-¡No!
-¿Por qué no?
Toni empezaba a interesarse cada vez más por la conversación.
-Porque… eso es personal. Algo suyo. Íntimo.
-Ni que te estuviera pidiendo el color de su ropa interior…
-rió Toni
-Pues te lo diría antes que chivarte su número.
-O sea, que la has visto…
-¿La ropa interior?
-Sí.
-Somos amigas. Claro.
-Ya, amigas…
A decir verdad, a África se le había pasado durante un
momento por la cabeza la idea de que Toni soltara alguna de esas borderías
masculinas con respecto a la ropa interior femenina. Algo como: “yo debería
haber estado ahí” o “para la próxima me avisáis”, pero no. Él no era así. Era
mucho mejor que eso. Los dos sostuvieron la mirada unos segundos. Comenzaron a
reír.
-Eres una cabezota. –dijo Toni rompiendo el silencio
-Gracias. –sonrió ella satisfecha
-¡Me voy a casa de Carlos! –gritó Javi
-¡Adiós! –se despidió de él Toni con una sonrisa
Casa sola para los dos.
-¿Quieres mirar tu Tuenti? –preguntó África cediendo su
ordenador portátil a Toni
-Gracias.
Inicio. Un mensaje privado:
“Tío, Tere la de la cafetería del gym dice que si nos
apetece salir esta noche con ella y una amiga suya. ¿Vamos o qué?”
Toni miró a África, que no había visto el mensaje, estaba
arreglando su ondulado pelo con las manos frente al espejo del cuarto. Pensó
durante un momento. ¿Quería él quedar con Tere? Bueno, por qué no. De todos
modos África decía que no podía salir aquella noche ya que a la mañana siguiente
tenía que ir al instituto. Obligada, por supuesto. Lo pensó unos instantes más
y se decidió por aceptar, total, sus sentimientos hacia África no cambiarían.
¿O sí?
Redactó una respuesta:
“Venga, quedamos. Tú me avisas de la hora. Llámame mejor.”
Enviar.
-¿Y esa cara de indecisión? –preguntó África que durante los
últimos dos minutos lo había observado fijamente.
-Es que un amigo me ha dicho de salir esta noche con él y
unas amigas y… no sabía que decir.
-¿Y qué has dicho?
-Que sí… -contestó Toni dudoso
El corazón de África se heló durante un momento. ¿Iba a
quedar con chicas? Sí. Normal. Estaba en su derecho. Él no tenía novia, y con
veinte años podía salir si le daba la gana. Pero, ¿por qué ese sentimiento frío
por dentro? Entre ella y Toni no había nada. Ni siquiera estaba segura de que
fueran amigos. Sin embargo, no podía evitar sentirse mal. Quizás el adjetivo
fuera desplazada. Él era tan guapo, tan bueno… Puede que no debiera confiarse
tanto, pero aquel chico transmitía buenas vibraciones. “Puto destino” pensó. No
le gustaba, pero esta vez le tocaría a ella resignarse.
-Que bien…
-Si te quieres venir…
África lo miró. ¿Se había dado Toni cuenta de que aquella
respuesta le había afectado a ella? ¿Estaba intentando arreglarlo? Cuando todo
parecía ir bien, se tuerce. “Siempre pasa” pensaba ella. Decidió no ceder. No
sería ella quien diera su brazo a torcer.
-Que va, no puedo. No me dejan.
-Ya…, como quieras.
Toni sonrió sin dejar de sentirse incómodo ante aquella
tensa situación. Había percibido la fría reacción de África y le había
fastidiado verla así. ¿Por qué? ¿Qué era exactamente lo que aquella chica
despertaba en él?
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