martes, 12 de marzo de 2013

7.


Toni sonrió sin dejar de sentirse incómodo ante aquella tensa situación. Había percibido la fría reacción de África y le había fastidiado verla así. ¿Por qué? ¿Qué era exactamente lo que aquella chica despertaba en él?


Inicio. 
-¡Me ha contestado, Mar!
-¿Y…? –contestó la chica rubia sonriendo
-¡Sí! ¡Salimos con ellos!
-¿Qué te ha dicho?
-Lee.
Teresa giró su portátil hacia María. Esta leyó el mensaje de Marcos:
“Ya he hablado con Toni y sí. Salimos. ¿Hora y lugar?”
-Nueve, ¿no?
-Ocho y media. Cuanto más tiempo con ellos mejor. –sonrió satisfecha Teresa


Cinco y veinte de la tarde. A Toni se le había pasado el tiempo volando entre las bromas y las charlas con África. “Que chica tan estupenda” pensaba él.
-¿No te cansas?
-¿De qué?
-De estar aquí, encerrado en casa.
-¿Te cansas tú?
-No.
-Pues yo menos.
-¿Por qué menos?
-Porque estoy contigo. Eres divertida. Me caes bien.
Sonrisas.
-Y tú a mí.
Más sonrisas.
-¿Vemos una película?
-Pues… espera que busque a ver las que tengo aquí.
Sonó un teléfono. El móvil de Toni.
Mientras, África echó un vistazo rápido a las películas que había en su ordenador: Cartas a Julieta, Historias de San Valentín, El diario de Noa…
“Joder, son todas románticas.” Pensó ella.
Love Actually, Pearl Harbor, Amor sin fin. Qué desastre. ¿Es que no tenía ninguna película que no fuera de ese género? No era lo más adecuado para ver con Toni. Si fuera por ella lo haría, pero quizás a él no le gustaba o la idea le parecía descarada.
Titanic, Un paseo para recordar, La última canción. Nada. No encontraba la adecuada.
-Esa vale, si quieres. –dijo Toni señalando uno de los archivos.
-¿Esta?
Toni asintió.
-¿Quieres ver Siempre a mi lado?
-Sí, ¿por qué no?
-Me extraña… ¿La has visto ya?
-Dos veces. Es genial.
-Ah… No pensé que te gustaran este tipo de películas.
Toni rió.
-¿Acaso no me pueden gustar las películas con un toque romántico? Claro que sí. Además, el tema principal no es ese. ¿Has visto la complicidad entre los hermanos? Como persiste el mayor… No sé, me gusta. También me gustan las películas de terror, de coches, aventuras… Indiana Jones, por ejemplo. Pero esta está bien.
-Bien, entonces perfecto.
Toni se acomodó en la cama de África. Ella a su lado. Play. La película comenzó.

Teresa había recibido el último mensaje de Marcos. Hora y lugar confirmados. Sólo quedaba esperar para la gran noche.
-Mar, Marcos me ha dicho que las ocho y media está bien. En la puerta del gimnasio.
-Me parece bien. ¿Vamos en tu coche, no?
-Sí.


África miraba fijamente la pantalla. Toni tenía razón, era genial. A ella también le encantaba. ¿Y el protagonista? Zac Efron, salía guapísimo. Se le recordaba a Toni. Lo miró. Sí, definitivamente se parecían, solo que los ojos de este eran color miel, y los de Zac azules. Ah, y Toni tenía el pelo más castaño. Pero la forma de la cara y los brazos… eran idénticos.
La película avanzaba conforme los sentimientos de ambos se revolvían por dentro. Era triste, muy triste, ver el sufrimiento de aquella familia a causa de la muerte del pequeño.
Toni miró a África, que tenía los ojos puestos en cada una de las escenas. Atenta y silenciosa. Intrigada, a pesar de todas las veces que había visto ya esa película.
Minuto 35:55. La protagonista habla con su entrenador sobre el tiempo. Él le explica que hay demasiado viento y ella le recrimina que necesita más horas de navegación. De repente, el entrenador se da cuenta de que los ojos de la chica están puestos en Charlie, el protagonista. Ella le cuenta que no le veía desde el instituto.
África mira a Toni que ahora es quien tiene los ojos fijos en Tess.
-Le gustarías.
-¿Qué?
-A la chica. –rió África. –Digo que le gustarías a la chica.
-¿A la protagonista? ¿Yo? ¿Por qué?
-A ella le gusta el protagonista, y tú te pareces a él.
-¡Venga ya! No nos parecemos…
-Tenéis el mismo cuerpo, no me jodas…
Risas.
-…bueno, los ojos son diferentes, sí. Y tu pelo es más oscuro. Pero el corte y la forma de la cara… ¡Claro que os parecéis! –continuó ella
-¿Y a ti? ¿Te gusta a ti este Charlie?
-No, claro que no… -mintió sonriente África
-Pues tú te pareces a la chica.
-Eso sí que no.
-Vale, vale. –rió Toni. –Te doy la razón. Tú eres más guapa.
-¿Si, verdad? Claro…
-Va en serio. Tienes unos ojos más bonitos. El color de pelo sí es igual que el suyo pero vistes mejor también. –concluyó tirándole de una manga de la camiseta.
-Bueno, presta atención a esa chica que tanto te gusta, anda.
-Presta tú atención a Charlie. Que sé que cada vez que lo niegas, te gusta un poco más.
Quizás tenía razón Toni. ¿Y si cada vez que lo miraba le gustaba más? ¿Era eso lo que le estaba pasando con él?
En cuanto volvieron a prestar atención a la película, Charlie estaba metido en una pelea. Lo separaron a él y a su contrincante, aunque en un despiste de este, Charlie le da un puñetazo.
-Yo no soy tan bruto…
-¿Ni si quiera si alguien te provocara?
-Bueno, depende.
-Seguro que sí. Le ha recordado el accidente con su hermano. Es normal…
La película avanzó con algunos comentarios de los dos espectadores, que ahora estaban más juntos.


-¿Qué te vas a poner?
-¿Tú no estabas estudiando?
-No me concentro pensando en lo de esta noche.
Risas.
-Vestido corto. Ajustado. Escotado. Tacones altos.
-¿No exageras para una pequeña cita?
-¿Pequeña? ¡Tiene que ser nuestra gran noche, Mar! Mira, me apetece mucho conocer a Toni… Y si no provoco un poco, quizás no se fije en mí.
-Oye, Tere, eres una chica preciosa, ¿vale? Con buena delantera y buen culo. Eres lista y simpática. No te hace falta provocar tanto para que ese chico se fije en ti.
-Pero…
-Guarda esa ropa para una fiesta. Esta noche sólo será una cita.
-¿Entonces…?
-Esto irá bien. Seguro que te lo ganas. –le dijo María a su amiga acercándole una blusa transparente y unos vaqueros negros ajustadísimos. –Los tacones te doy permiso para ponértelos.
-¿Qué te pondrás tú?
-Camiseta escotada y falda de tubo.
-Pues voy a la ducha. Ve vistiéndote. Son ya las seis y media.

En la pantalla, el minuto 49:16 mostraba cómo Charlie le proponía una cena a Tess.
-¿Sabes cocinar? –se aventuró a preguntar África
-Algo. Puede que algún día te invite yo a ti.
-¡No! Seguro que quieres envenenarme…
Los dos rieron. Toni miró la hora. Siete menos veinticinco. Habían parado la película un par de veces, pero en seguida la reanudaron.
-¿Te apetecen unas palomitas de microondas? Me salen muy ricas…
Toni rió divertido.
-Me encantaría…–África se puso en pie dispuesta a ir a la cocina cuando él agarró su brazo. –Pero no puedo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Tengo que irme…
-La película no ha acabado…
-Lo sé pero…
-Ah, sí. ¿Has quedado, verdad?
-Pues sí, aunque…
-Oye, tranquilo. De todos modos mi madre estaba a punto de llegar, puede que no le hiciera gracia verte aquí, así que… vete. Puedes irte. No es que tenga que darte permiso para que te vayas, puedes hacerlo tú solo. Y cuando quieras, de verdad, pero…
La mano derecha de Toni tapó repentinamente la boca de África, que se quedo quieta ante esa reacción. Los ojos de ella penetraban en los de él. Brillantes y temerarios.
-¡Calla un poco! –rió el chico retirando la mano
África se limitó a esbozar una leve sonrisa de medio lado. 
-Te prometo que seguiremos viendo la película. Que la acabaremos de ver.
-Ah… ¿Cuándo?
-Mañana.
-No puedo, mi madre vuelve temprano y… ya sabes.
-El viernes.
África miró fijamente a Toni.
-No. Imposible. Empiezan las vacaciones y me voy.
-¿Qué? ¿A dónde?
-Al sur. A alguna parte de Andalucía.  A la costa. Puede que Málaga, o tal vez Granada. A lo mejor Cádiz. O Huelva.
-¿Vas en coche?
-En coche al barco.
-¿Barco?
-El novio de mi madre es patrón. Tiene un velero. Pasaremos allí dos semanas. Tres. No estoy segura, pero no estaré aquí…
-Ah… ¿Quieres decir que no nos veremos hasta julio?
-Finales de julio, seguramente…
Toni agachó la cabeza un poco. Desvió la mirada. No esperaba que África le dijera aquello. ¿Iba a irse cuando sólo acababa de conocerla?
-Vaya… Esto no lo esperaba…
-Bueno… Ya son las siete menos cuarto. ¿No ibas a irte?
-Sí…, sí. Eso tengo que hacer. Espero verte mañana.
-Ya te he dicho que mañana…
-¿En el autobús? –interrumpió Toni
-Ah… sí, claro. El autobús. Sí. Ahí te veré.
-O tal vez…, no sé. Tal vez podría recogerte.
-¿En autobús? –rió simpática África
-En coche. –sonrió Toni
-No creo que…
-Por favor. Por favor. Deja que te recoja.
-Como tardes…
-No lo haré. ¿Confías en mí?
África pensó durante un momento. ¿Confiaba en él? Sí. ¿Por qué no iba a hacerlo? ¿Debía hacerlo?
-Sí. Bien.
-A las ocho menos cinco estaré aquí.
-Con que me lleves a tiempo me vale.
-Bien. Oye, una cosa más. ¿Me das tu móvil?
¿Era de verdad? ¿Iba en serio?
-Sí, claro.
África rebuscó rápidamente en sus bolsillos. Sacó el ticket que esta mañana le dio el conductor del autobús y en la parte que no tenía el importe apuntado, escribió su móvil, su correo y su Tuenti.
-Toma. –dijo a Toni alargándole el papelito
El chico sonrió y lo guardó en la cartera, para que no se le perdiera. Estaban muy juntos. Se acercó unos centímetros más a África. Su barbilla estaba a la altura de la boca de ella. Torció un poco la cabeza, empezó a acercarse y entonces, cuando el beso parecía inminente, África se apartó poniendo sus manos en los hombros de él. Clavó sus ojos en los de Toni.
-Perdón… -fue lo único que articuló a decir.
El chico la notó tensa. Quizás no había besado antes a nadie. Aunque a él, eso le parecía imposible… Era demasiado guapa, demasiado genial para que nunca antes hubiera dado un beso. Aunque quién sabe… Toni confiaba en que tuviera mejores razones. De todos modos, decidió no insistir. Creía en el destino. Sí, creía firmemente.
África abrió la puerta, esperando a que Toni se marchara. Unos segundos después, él estaba saliendo. 
-Mañana.
-Adiós. –dijo ella con una suave sonrisa. Y cerró.

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